Por: Carla Huidobro

No quieren que seas tú.

Quieren tu cerebro,
tu sintaxis,
tus referencias en formato APA.

Pero no quieren tu historia.

No quieren saber que lloraste escribiendo.

Que ese párrafo te lo dictó el miedo,
que esa hipótesis salió del hueco que te dejó tu madre
cuando te dijo que no lloraras.

Quieren objetividad.

Como si eso existiera.

Como si uno pudiera salir de su cuerpo
como se sale de una casa en llamas.

Me piden que no contamine el análisis.

Y yo me quedo callada,
con la garganta llena de palabras
que saben más a cicatriz que a concepto.

Pero estoy cansada.

Estoy harta de amputarme.

De escribir como si no me doliera.

De fingir que la ciencia no tiene madre,
ni barrio,
ni trauma.

Así que lo digo:

sí, estoy en el texto.

Sí, estoy contaminando la teoría con mi vida.

Porque si no lo hago,
me muero.

Anterior
Anterior

No es falta de rigor. Es otra forma de saber

Siguiente
Siguiente

Apunte al margen de una entrega fallida