Las partículas que viajan directo a tus células: ¿Qué es el material particulado y cómo nos daña?
Por : Mariela Estefanía Nava Vélez
Carla Patricia Saucedo Huidobro
El aire que respiramos en las ciudades contiene más elementos de los que podemos percibir. Entre ellos, el material particulado (PM) representa uno de los contaminantes atmosféricos de mayor preocupación, debido a su capacidad para penetrar profundamente en el sistema respiratorio y afectar la salud humana (Ukaogo et al., 2020).
El material particulado comprende una mezcla heterogénea de partículas sólidas y líquidas suspendidas en el aire. Su origen es tanto natural como antropogénico, e incluye polvo del suelo, aerosoles marinos, productos de la combustión y emisiones industriales (Mészáros, 1999; Morales et al., 2019).
La clasificación del material particulado se realiza en función de su diámetro aerodinámico:
PM₁₀: partículas con diámetro igual o menor a 10 micrómetros. Incluyen polvo, polen y esporas (Manisalidis et al., 2020).
PM₂.₅: partículas finas con diámetro igual o menor a 2.5 micrómetros. Se generan principalmente en procesos de combustión y reacciones atmosféricas secundarias (Habre et al., 2021).
PM₁: partículas ultrafinas con diámetro igual o menor a 1 micrómetro. Estas partículas pueden alcanzar el torrente sanguíneo (Chen et al., 2019).
El contenido químico del material particulado varía según su origen. Las partículas suelen contener metales como silicio, calcio, zinc, plomo y hierro, así como nitratos, sulfatos y compuestos carbonosos (Piscitello et al., 2021; Marin-Palma et al., 2023). Además, se han identificado componentes biológicos como bacterias y alérgenos fúngicos (Zhang et al., 2014).
La exposición a material particulado tiene efectos documentados en la salud. Las partículas más finas (PM₂.₅ y PM₁) son especialmente peligrosas, ya que pueden atravesar las barreras respiratorias y llegar a los alvéolos pulmonares, donde inducen procesos inflamatorios y estrés oxidativo (Machaczka et al., 2021; Glencross et al., 2020).
Entre los daños observados se encuentran:
Aumento de enfermedades respiratorias y exacerbación del asma (Liang et al., 2019).
Incremento del riesgo cardiovascular, incluyendo infartos de miocardio (Al-Kindi et al., 2020).
Alteraciones en el sistema inmunológico y aumento de la mortalidad por enfermedades crónicas (Glencross et al., 2020).
Potencial contribución al desarrollo de enfermedades autoinmunes (Zhang et al., 2023).
La vulnerabilidad es mayor en niños, personas mayores y en quienes presentan enfermedades preexistentes (SEDUMA y GEM, 2015).
En conclusión, el material particulado no es un simple polvo en suspensión. Su composición química y su capacidad de penetrar en el organismo lo convierten en un contaminante de alto impacto para la salud pública. La vigilancia de sus niveles y la reducción de las emisiones que lo generan son acciones prioritarias para mejorar la calidad del aire que respiramos.
Referencias
Al-Kindi, S. G., et al. (2020). Environmental determinants of cardiovascular diseases: air pollution, noise and green spaces. Journal of the American College of Cardiology, 75(8), 777–791.
Chen, X., et al. (2019). The formation mechanisms of secondary organic aerosols: A review. Atmospheric Environment, 214, 116873.
DEFRA. (2021). Particulate matter in the UK: summary of evidence and policy options. Department for Environment, Food & Rural Affairs.
Glencross, D. A., et al. (2020). Air pollution and its effects on the immune system. Journal of Allergy and Clinical Immunology, 145(4), 1427–1439.
Habre, R., et al. (2021). Contributions of sources and chemical composition to the formation of PM2.5: a global perspective. Atmospheric Environment, 244, 117982.
Liang, F., et al. (2019). Long-term exposure to PM2.5 and mortality: A systematic review and meta-analysis. Environment International, 123, 251–260.
Machaczka, M., et al. (2021). PM2.5 and health: The latest evidence on exposure and health effects. Environmental Research, 195, 110879.
Manisalidis, I., et al. (2020). Environmental and health impacts of air pollution: a review. Frontiers in Public Health, 8, 14.
Marin-Palma, D., et al. (2023). Chemical composition of urban PM10 and its health implications: recent advances. Environmental Science and Pollution Research, 30, 10113–10128.
Mészáros, E. (1999). Fundamentals of atmospheric aerosol chemistry. CRC Press.
Morales, A. et al. (2019). Influence of meteorological factors on PM levels in urban environments. Atmospheric Pollution Research, 10(3), 799-807.
Piscitello, A., et al. (2021). Heavy metals in urban air PM10: sources and health effects. Science of The Total Environment, 757, 143903.
SEDUMA y GEM. (2015). Informe sobre la calidad del aire y sus efectos en la salud en el Estado de México. Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Estado de México.
Ukaogo, P. O., et al. (2020). Air pollution and its effects on human health: a comprehensive review. Environmental Science and Pollution Research, 27, 52669–52688.
Zhang, Z., et al. (2014). Bacterial and fungal components in urban PM10 and their potential health effects. Environmental Research, 135, 33-39.
Zhang, Z., et al. (2023). Air pollution and autoimmune diseases: current evidence and perspectives. Clinical Reviews in Allergy & Immunology, 64(2), 234–246.