La persona que nunca fui
Por: Ammy Morales
Es increíble cómo puedes vivir años de tu vida creyendo en algo que ni siquiera existe.
Toda tu vida creces tratando de ser una persona buena, mejor que tus padres, mejor que tus amigos, mejor que la gente que te rodea. Creces tomando la decisión de no ser como el resto, sino ser esa persona que destaca por el simple y sencillo hecho de ser alguien que no busca hacer daño… al menos, eso pensabas.
Hasta que llega ese punto de tu vida donde topas con pared y te das cuenta de que, en realidad, eres una persona hipócrita e inmadura, que vives haciendo daño a las personas que más amas sin siquiera notarlo. Y eso es lo peor: que no te das cuenta de quién eres en realidad. Vives en un mundo de mentira, en una burbuja que tú sola creaste, creyéndote ese ser de luz que, irónicamente, tú sola inventaste.
“Te convertiste en quien juraste destruir.”
Duele aceptar que eres alguien totalmente diferente a quien creías. Pero duele aún más perder a las personas que amas por tu propio engaño.
Antes de querer cambiar a los demás, cámbiate tú.
La perfección es una simple palabra utilizada como estándar, cuando el verdadero estándar debe ser alguien consciente: de su mundo, de su alrededor, de sí mismo.
El día que aprendas que no eres lo que quieres, sino lo que haces, dejarás de ser inmadura y comenzarás a ser alguien consciente. Comenzarás a ser alguien en la vida.
¿Y ahora qué haces con las consecuencias de tus acciones?
Aceptar.
Aceptar que te equivocaste, aceptar las consecuencias y seguir adelante… pero esta vez, de la manera correcta.